Cuando se es padre, no siempre nos damos cuenta de que nuestros hijos están creciendo y, que por mucho que intentemos protegerles, no debemos invadirles el espacio.
Esto conlleva que, en ocasiones, sigamos tratando a un niño como si fuera un bebé, por lo que tanta sobreprotección no resultará para nada beneficiosa tanto para el niño como para los padres.
La sobreprotección hace que nos sintamos más cercanos a nuestro hijos y que ellos estén más seguros, pero esto es un arma de doble filo, ya que cuando nosotros no estemos a su lado ellos se sentirán mucho más desprotegidos. Ésto conlleva que no les permitamos crecer ni madurar del modo adecuado. Los excesos nunca son buenos, y como su nombre indica la sobreprotección está por encima de protección, así que hay que evitarla en lo posible.
"Es un niño, déjalo", es una frase que hemos escuchado muchas veces. Un claro ejemplo es cuando ha hecho algo mal y ya no es tan bebé, es un niño con edad suficiente para saber cuándo hace algo bien o cuándo lo hace mal. El no castigarlo, ni siquiera regañarle e incluso darle cariño a modo de recompensa es un claro ejemplo de sobreprotección.
Proteger en exceso no es lo contrario de ser autoritario. Los padre han de hacer ver al niño que ya no es un bebé, que tiene que ir madurando y ver las actuaciones que son correctas y las que no lo son, pero tampoco tratarle como un adulto, sólo hay que hacerle ver que algo ha hecho mal.
Los padres actúan así pensando que de ese modo les ahorran peligros a sus hijos. En este sentido, el principal beneficio, es que se le evita de alguna manera cualquier sufrimiento, manteniéndolo en una especie de burbuja hasta que se adulto.
Hay varios ejemplos de desventajas a la hora de sobreproteger a un hijo: no dejarles montar en bicicleta para que no se caigan, no dejarles jugar solos en el parque con los amigos para evitar que se hagan cualquier rasguño, no dejarles subir unos escalones para que no se caígan, no dejarles correr para que no se tropiecen y caígan, etc. Todos esto ejemplos solo pueden desencadenar que los niños no maduren y siempre busquen la figura de sus padres para no sufrir. Así les impedimos crecer y defenderse por sí mismos. Fracasar y perder forma parte de la vida y es algo que todos tenemos que aprender desde pequeños.
Puede sonar un poco exagerado, pero en realidad es cierto. Los niños tienen su aprendizaje propio como personas que son. El hecho de enfrentarse a problemas les obliga a resolverlos y ésto les servirá para desenvolverse con más facilidad cuando sean mayores. Un niño sobreprotegido tendrá problemas para hacer cuando sus padres no estén al lado.
Además, una sobreprotección puede serle perjudicial cuando se convierta en adulto. Al verse de cara con el mundo real puede tener problemas de autoestima y socialización, y le costará verse capaz de salir de situaciones a las que no estaba acostumbrado.
Al haberle sobreprotegido, lo que han hecho sus padres es retrasarle un aprendizaje social por el que sí ha pasado gente de su edad. Será entonces cuando los demás hayan aprendido a hacer frente a los problemas, sufrimientos o fracasos y el niño sobreprotegido no. De haber aprendido cuando el resto, les costaría menos y habría perdido la seguridad en sí mismo.
A muchos niños no les gusta estar tan protegidos por sus padres, y en algunas ocasiones se revelan contra ellos porque desde pequeños, en algunos aspectos, quieren ser independientes.
Referente a este tema, dejo un video que refleja a la perfección como se siente un niño sobreprotegido que ve que el resto de niños no lo están y actúan de forma normal. Y vosotros qué pensáis, ¿debemos proteger tanto a los niños?
JL Ramos, P. A. (2003).
La sobreprotección como un factor de riesgo en la reducción de la autoestima . dialnet.unirioja.es
, págs. 37-42.
Recuperado de: https://www.conmishijos.com/educacion/valores/consecuencias-de-sobreproteger-a-los-ninos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario